Conocer la ubicación y la capacidad de explotación de los recursos hídricos subterráneos es básico en cualquier propuesta ó política de utilización de los mismos, pero su uso final va a depender de la
evaluación de la calidad del agua.
Para regar, en principio se deberá conocer cuáles son los caudales explotables de cada pozo pero, asimismo, para no afectar la calidad de otros recursos naturales, como por ejemplo el suelo, es
necesario determinar la metodología de riego y la calidad del agua, para implementar las herramientas adecuadas de manejo y conservación de los recursos.
El agua cumple numerosas funciones: es reguladora térmica, disolvente de gases y sustancias orgánicas e inorgánicas (por eso es difícil encontrarla pura), permite las reacciones de oxidoreducción,
respiración, fotosíntesis de las plantas superiores, y se encuentra formando entre el 70 y el 90% de la materia seca de las plantas (dependiendo de la etapa fenológica del cultivo). Éstas toman el
agua del suelo, respondiendo a las demandas que se producen durante su ciclo biológico y a las condiciones atmosféricas.
Cuando la cantidad de agua aportada por las precipitaciones es escasa, entonces es necesario suplementar estos requerimientos a través del riego.
El riego es una práctica agrícola tan antigua como importante, donde los cultivos bajo riego son menos dependientes de los efectos climáticos. Solo un 15% de las tierras cultivables del mundo son regadas y esto representa un 35-40% del total de
los alimentos producidos. La expansión del área regada fue en gran parte responsable de la “revolución verde” en la producción de alimentos y continuará siéndolo ya que juega un rol fundamental en la producción agrícola de los países en desarrollo.
Al regar, si el agua utilizada contiene sales, se hará un aporte extra de las mismas al sistema, que deberá ser eliminado por lavado.
Según el Laboratorio de Salinidad de suelos del USDA “todos los
suelos que se riegan se salinizan”. Por esto, es fundamental para el uso sustentable de los recursos suelo y agua, conocer la calidad del agua a utilizar, de manera de mantener y preservar la calidad del
suelo sin afectar la producción.
Por lo que en principio, además de conocer la disponibilidad del recurso, habrá que conocer
-El cultivo al que se va a aplicar.
-El sistema de riego utilizado
-Las condiciones climáticas de la zona
-El sistema de producción utilizado
-Tipo de suelo sobre el que se aplicará el agua de riego.
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