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viernes, 19 de mayo de 2017

Producción de Rambutan.




Indonesia, cuyo fruto fresco se consume cada vez más en los países centroamericanos, aunque su cultivo aún no ha alcanzado una amplia distribución en ninguno de ellos. Sin embargo, al igual que los pastos y otros cultivos perennes (cacao, café), este frutal
constituye una de las alternativas reales para la transformación de diferentes agroecosistemas que se encuentran fuertemente degradados. 

En México, en el estado
de Chiapas y especialmente en la región del Soconusco, se han desarrollado zonas importantes para el cultivo del rambután. También en Honduras se han establecido algunas zonas para este frutal. Hoy en día, en el Soconusco se cultivan más de 200
hectáreas con plantaciones frutícolas comerciales. Entre éstas se destaca el Rancho San Alberto, ubicado en el municipio de Cacahoatán, con una superficie de 40 hectáreas. Este rancho es muy conocido por ser el pionero y el que tiene mayor producción. 

También, en los huertos de traspatio de este municipio crece un gran número de árboles de rambután, calculándose que existan unos 50.000 en producción, lo que equivaldría a una superficie compacta de 500 hectáreas a razón de 100 árboles
por hectárea. La historia del rambután en América Latina es aún muy corta. Este cultivo fue introducido en México y Centroamérica entre los años 1950 y 1960. Durante los primeros 30 años el cultivo se mantuvo como una planta exótica y ornamental en
algunas huertas familiares de la zona de Cacahoatán, Soconusco al igual se ve en la Zona Sur o Región Brunca de Costa Rica en donde mas que por el interés de lo exótico se va desarrollando y difundiendo en toda la región. 

Sin embargo, viendo la
aceptación de la gente se comienza a desarrollar como cultivo pero muy artesanal por a gran mayoría. Al inicio se reproduce solamente por semilla en donde se obtienen muy pocos árboles hembra que pueden dar fruto. Los principales problemas para su difusión han sido el desconocimiento de las prácticas de injerto u otro medio de
propagación vegetativo, además del miedo a los riesgos de la producción y la falta total de información sobre estándares de calidad. Hasta el día de hoy el panorama ha empezado a cambiar por lo que ya se ve el Rambután como un cultivo frutal de
importancia en donde se conoce sobre estándares de calidad y la reproducción se realiza a través del injerto con variedades de calidad mundial. 


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